viernes, 19 de agosto de 2011

Llueve

Hemos sufrido una catástrofe natural dentro de casa, si parece increíble pero es cierto, comenzó a llover.

Un día de calor sofocante, los niños no quieren ir a la piscina, pues que mejor idea que lavar el coche ( los coches), así que cogemos aspirador,manguera,trapitos y niños y comenzamos a lavar, después de una hora o lo que yo creía que era una hora, el pequeño decide que es el momento de recoger, así que coge la goma y tira escaleras abajo, donde su hermano mayor le espera después de haber colaborado mas o menos 5 minutos, el tiempo que le ha costado llegar y darse cuenta que era mas divertido ver la tele.

Estamos tranquilos, los niños están en casa y en la casa, la abuela, ¿que puede pasar?.
Termino de secar los cristales del coche, mientras mi padre los repasa con otro trapito (no debo de saber secarlos bien) y procedo a recoger, aspiradora, trapitos ahora mojados, cubo, jabón y comienzo a bajar las escaleras, y también comienzo a escuchar gritos, ¡Dios ya están peleando!, así que aplico el sistema mas utilizado, grito "no os peguéis" mientras corro como puedo ( tengo que contar el números de escalones, me acaba de asaltar la curiosidad) y hago mi entrada triunfal en el salón, donde esta mi hijo pequeño con la manguera en modo aspersor, en medio de un enorme charco en mitad del salón, ante la atenta mirada de su hermano mayor, que ha decidido que eso es mas divertido que los dibujos de la tele.
Así que intento frenar la lluvia ( he descubierto que no soy muy ágil que digamos), y paso al siguiente objetivo, cuantificar los daños.

Allí esta, el ordenador del abuelo empadado ( me entra el pánico, esto puede ser una gran crisis, el abuelo sin Internet), lo seco con la primera toalla de playa que encuentro y lo saco a la terraza alejado del lago en que se ha convertido el salón.
Sigo con el análisis de los daños, la niña esta bien en su hamaquita y lo mas sorprendente,no tiene ni una gota de agua, pero la mesa, las sillas, los cupones de la once del abuelo ( seguro que hoy tocan, rápidamente los pongo al sol).
En estos momentos en el salón ya esta la abuela, ordenando, secando, estableciendo las prioridades ( casi siempre en su presencia me siento como si tuviera cinco años), y justo en ese momento entra el abuelo, ante la escena y después de una rápida visual, localiza el portátil en la terraza y realiza la pregunta que temo, ¿ se ha mojado?. No, por supuesto contesto lo mas convincente posible, solo unas gotas, pero déjalo aquí por si acaso.
Continuamos con la recogida de agua, el secado, el pensar constantemente, no puedo dejar solo a este niño ni un segundo, cuando ante mi despiste, el abuelo ha colocado abierto sobre la hierba el portátil ( estamos buenos, si el agua no se lo carga, que tal los cuarenta y tantos grados que tenemos al sol), rescatado por segunda vez, el abuelo toma su mas preciada posesión y comienza a rezar "estará pa tirarlo, pa tirarlo..... pues lo tiramos y listo", y en un rincón de la cocina lo enciende, no puedo evitar mirarlo de soslayo, milagro ha aparecido la foto de los nietos, que ya me estaba viendo comprando uno nuevo de urgencia.

Ah! Los coches muy limpios, pero esa noche llovió.

1 comentario:

Anónimo dijo...

parece divertido al leerlo,no creo que lo fuera tanto en el momento, ji,ji.